La relación entre la Isabel II y Balmoral es de sobra conocida por el gran público. El castillo escocés era el lugar favorito de la reina y a donde se escapaba cada vez que tenía ocasión. Allí, según relató el propio Carlos II, era el único lugar en el que podía dejar de lado el peso de la corona y ser ella misma. Puede que sea por eso por lo que era el lugar elegido por la familia real para pasar todos los veranos; sí, incluso el funesto agosto de 1997. Y fue también el escenario de los últimos días de la monarca.

Lo que puede que sea menos conocido es que Isabel II no fue la primera mandataria británica íntimamente ligada a las tierras altas escocesas. Mucho antes que ella, la reina Victoria ya se enamoró profundamente de Escocia y de este castillo.

“Cada año mi corazón se vuelve más fijo en este querido Paraíso, y tanto más ahora, que todo se ha vuelto la propia creación de mi querido Albert, su propio trabajo, su propio edificio, diseño propio, como en Osborne; y su gran gusto, y la huella de su querida mano, han sido estampadas en todas partes”. Así describía la Reina Victoria su amor por Balmoral en sus diarios Leaves from the Journal of our Life in the Highlands from 1848 to 1861.

Quizás sea por este profundo vínculo por lo que Balmoral fue el único lugar en el que la Reina Victoria encontró consuelo tras la repentina muerte de su marido Alberto de Sajonia Coburgo, y donde quiso rendirle homenaje a su querido esposo levantando una imponente pirámide de granito en su memoria.

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Paul C Stokes//Getty Images

Este monumento, conocido como Prince Albert’s Cairn, está situado en lo alto de Craig an Lurachain, escondido en los espesos bosques de las Highlands escocesas. Este solemne monumento de once metros de altura fue construido en 1862 y la primera piedra fue colocada personalmente por la Reina Victoria, quién también quiso añadir una inscripción en un lateral de la pirámide que reza: “A la amada memoria de Alberto, el gran y buen príncipe consorte. Erigido por su viuda de corazón roto, Vitoria R. 21 de agosto de 1862”.

Pero la pirámide de Balmoral no es el único monumento en el extenso paraje de la finca. En total la reina Victoria mandó construir otros catorce Cairns (montículos de piedras) que conmemoran diferentes acontecimientos familiares como matrimonios, nacimientos o diferentes logros de los hijos de la reina.

Actualmente en Balmoral, y sus alrededores, hay dieciséis Cairns construidos por la familia real británica. Y, el más reciente, conocido como Cairn de Balluchbuie, se levantó en 2012, para conmemorar el Jubileo de Diamante de la reina Isabel II. Una manera perfecta de cerrar el circulo entre las dos monarcas enamoradas de Escocia.

giant stone pyramid balmoral, scotland

Cómo visitar la Pirámide del Príncipe Alberto y los Cairns

Si quieres visitar la Pirámide del Príncipe Alberto puedes comenzar tu ruta desde el pueblo de Braemar, si vas en coche puedes estacionar en el Centro de Información turística de Crathie situado frente a la entrada principal del Castillo de Balmoral.

Desde allí, hay varias rutas de senderismo que te llevarán a la cima de Craig an Lurachain. La ruta más conocida comienza justo en este aparcamiento, donde encontrarás un sendero bien señalizado y tras 30 minutos caminando te encontrarás frente al imponente monumento dedicado al Príncipe Consorte, desde donde también podrás disfrutar de una impresionante panorámica del Parque Nacional Cairngorms.

Si quieres completar tu ruta visitando los 11 Cairs construidos por la Reina Victoria puedes optar por realizar la ruta circular por los terrenos de Balmoral. Eso sí, antes de optar por esta ruta asegúrate que la familia real no está disfrutando de sus vacaciones en el castillo escocés ya que, cuando se encuentran en su residencia de verano esta ruta se cierra a los turistas.