Tal vez te ha pasado en alguna ocasión: estás en una relación en la que sientes que todo va bien, que todo encaja, que todo fluye y funciona de forma correcta, pero hay algo que te desestabiliza enormemente y que no sabes cómo gestionar: tu pareja, cada cierto tiempo, tiene cambios repentinos de humor o incluso de carácter, parece que de la nada. Tiene reacciones exageradas, se enfada de forma desmedida por cosas que son insignificantes o por problemas que no tienen importancia alguna. Puede que se enfade contigo, que te culpe y que deje de hablarte y/o que se encierre en sí mismo, causando una enorme impotencia y sensación de injusticia y frustración.

Eso es algo más frecuente de lo que imaginamos. El problema es que no solemos hablarlo con nadie, en parte porque nos avergüenza hacerlo, ya que sabemos que los demás nos ven bien (porque la relación en realidad va bien y funciona) y no queremos manchar esa imagen ni tener que ir dando explicaciones. Y por otro lado, porque no queremos hablar mal o explicar eso tan irracional y sinsentido que hace nuestra pareja, ya que sabemos que es algo que puede que desde fuera nadie comprenda (bueno, aunque desde dentro tampoco se entienda demasiado). Al quedárnoslo dentro, aún es más difícil de transitar cada vez que nos encontramos cruzando esa tenebrosa oscuridad. Y nos limitamos a quedarnos ahí, con paciencia, tristeza y dolor, esperando a “que se le pase” y vuelva a ser el de siempre.

quim gutierrez, sara salamo
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¿Por qué sucede?

Necesitamos entender; necesitamos saber qué los origina, qué los provoca, por qué se producen, ya que si lo analizamos de forma racional y consciente no podemos encontrar ninguna explicación. Cuando esta persona habla o grita, la vemos totalmente fuera de sí, encapsulada en una 'verdad' a la que se aferra, pero que nada tiene que ver con lo que ha sucedido. ¿Por qué le ocurre esto? Y lo que es aún más importante, ¿cómo sacarla de ahí?

Vamos por partes. El por qué puede deberse a varios motivos. Los más frecuentes son dos que están, a su vez, relacionados entre sí: la falta de sueño y el estrés.

Sabemos bien lo importante que es tener un sueño reparador y profundo. Durante el sueño profundo, el cuerpo libera hormonas de crecimiento que son esenciales para la reparación de tejidos y músculos. Este proceso repercute de forma directa en nuestro estado anímico y en cómo vamos a gestionar nuestras emociones, los contratiempos y nuestras relaciones.

En cuanto al estrés, sabemos que vivir un día a día muy estresante hace que se libere mucho más cortisol del recomendable y esto afecta de forma global a nuestro sistema, desestabilizándolo y volviéndolo más vulnerable. Si además, ese estrés que uno vive durante el día hace que luego por la noche no se pueda relajar, no pueda dormir profundamente y, en consecuencia, su cerebro no pueda volver a recuperar el equilibrio y la pertinente reparación, pues nos podemos convertir en una verdadera bomba de relojería.

two individuals embracing outdoors in a warm environment
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¿Cómo ayudar?

Creo que es mejor hablar de lo que no hay que hacer porque sobre qué podemos hacer, la verdad es que se puede hacer bien poco. Y cuantas más vueltas le demos, peor, porque la situación es completamente irracional vista desde fuera. Lo que sí podemos es evitar determinadas conductas que lo único que harán es empeorar la situación como las siguientes:

  • Querer razonar con la persona que sufre estos ataques o cambios. Lo que le ocurre es irracional y está atrapada en su propio estado de desequilibrio por lo que, tratar de hablar o de hacerle entender que eso no es normal o que no tiene sentido, solo va a empeorar las cosas.
  • Preguntarle qué le pasa, tratar de averiguar por qué se comporta de ese modo, qué lo está provocando. Nuestro cerebro siempre necesita entender el por qué de lo que sucede, pero sería bueno que lo entrenáramos para que, a veces, pudiera pasar sin él.

Las mujeres, en general, cuando algo no va bien, conectamos con una fuerte necesidad de hablar, de entender, de discutir (en el buen sentido). Lo que pasa es que los hombres funcionan de otra manera y ellos necesitan alejarse, espacio, aislamiento, evasión. Luego, cuando vuelven a la calma, regresan y entonces podemos hablar, pero no antes. Si una mujer le persigue para que le de una explicación cuando el hombre necesita alejarse un poco, la bomba puede explotar de la peor manera posible.

Esto no significa que debamos aceptar que la otra persona nos deje de hablar durante días o que desaparezca. Nada de eso. Es simplemente dejar espacio, no agobiar, no insistir, hacer nuestras cosas intentando que eso no nos afecte más de la cuenta, y veremos como poco a poco a medida que se vaya calmando, irá volviendo a la normalidad.


La jefa: Silvia Congost

silvia congost
Elisabet Serra

Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.

Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.

Headshot of Silvia Congost

Silvia Congost es una psicóloga experta en autoestima, dependencia emocional y relaciones. Conferenciante. Autora de 10 libros entre los que se encuentran títulos como "Personas Tóxicas", "Autoestima automática" o "Si duele, no es amor". 

Con 20 años de experiencia, ayuda, junto a su equipo de profesionales, a miles de personas de todo el mundo a aprender a amarse y a mejorar su calidad de vida. Su misión es aportar información y educación emocional en el tema de las relaciones y para ello, crea eventos de gran formato llenando teatros de todo el país, divulga habitualmente contenido de valor en redes sociales y participa de forma regular en medios de comunicación. 

Silvia tiene claro que el amor jamás duele, y que si duele, no es amor. Por ello, toda su vida gira entorno a este claro y necesario propósito. Tiene más de 400.000 seguidores en Instagram, un gran altavoz donde divulga sobre relaciones, autoestima y salud emocional.