En general, buscar algo o alguien a quien culpar o a quien hacer responsable cuando atravesamos una experiencia compleja y tormentosa, cuando las cosas no nos salen del todo bien, cuando tenemos problemas en nuestras relaciones o cuando simplemente nuestra vida no es como desearíamos, es una actitud bastante habitual entre nosotros, los seres humanos.

Más concretamente podríamos decir que es una tendencia habitual del ego sumido en su lucha y su afán de ser perfecto. Cuando la vida nos golpea, este conecta de repente con su más rechazada realidad: es vulnerable y está en constante proceso de aprendizaje por lo que, en ocasiones, puede que no haga las cosas de la mejor manera para obtener el resultado que buscaba. Y ahí, ante esa solemne e inaceptable decepción, de forma automática e inmediata, busca una excusa, un culpable, algo o alguien ajeno a quien cargarle el peso insoportable de auto percepción de insuficiencia.

En definitiva, nos cuesta responsabilizarnos de nuestra parte. Y al hacer esto, al mirar siempre hacia fuera, seguimos sin tomar conciencia de todo lo que tiene que ver con nosotros, seguimos sin hacer autocrítica, autoanálisis y autorreflexión, tres aspectos fundamentales si queremos avanzar, conocernos mejor y seguir creciendo.

Cuando aprendemos a mirarnos a nosotros mismos, generalmente nos sorprendemos muchísimo. Esto ocurre porque cuando solo te centras en señalar a otro, te olvidas por completo de ti y das por sentado que no formas parte de la ecuación. Y está claro que te equivocas. En una relación entre dos, siempre son dos los que están involucrados por lo que es imprescindible analizar lo que ocurre desde ambos lados asumiendo que puede que desde todas las perspectivas se vean las cosas con la misma claridad. Y es que, además, cuando aprendes a mirarte con atención, surgen preguntas muy interesantes que te llevarán más profundo y puede que te aporten mucha luz.

los destellos película
LAIA LLUCH

¿Y si soy yo la mala, la que hace daño con mi forma de hablar, de actuar, de comportarme?

¿Y si soy yo quien abusa de mí misma? Cuando me autosaboteo o cuando no tengo en cuenta lo que siento, lo que quiero o lo que necesito de verdad para satisfacer y priorizar primero a los demás… Cuando no pongo límites y debería ponerlos… Cuando cedo y acepto cosas que para nada me apetecen y que puede que incluso me acaben dañando…

En definitiva, hacer autocrítica y mirarse a uno mismo no significa que estemos buscando culpables y que quien haya obrado mal sea forzosamente yo. A veces eso simplemente nos ayuda a poner luz y ver con más claridad si tal vez nos hemos dejado a un lado y si hay una parte de nosotros que está ahí, arrinconada, esperando a que alguien la salve, la proteja y la lleve de la mano con seguridad. Y es que ese alguien solo puede ser uno mismo.

Y si uno lo quiere llevar más allá, una vez ha identificado qué parte hay en su forma de ser, comportarse y relacionarse que le genera problemas, también puede realizar un proceso terapéutico para indagar en el origen del mismo. El momento en el que logramos comprender el origen de nuestras heridas y cicatrices, nos damos cuenta de que no somos defectuosos e imperfectos, de que nuestra esencia es la que tiene que ser y que simplemente hemos sufrido golpes, pérdidas, cambios y otras experiencias que nos han ido moldeando.

la infiltrada
Mikel Blasco

Pero es importante recordar que seguimos siendo moldeables y podemos cambiar de forma siempre que lo deseemos y hagamos los pasos necesarios para conseguirlo. La resignación y el victimismo nunca son una buena opción.

Dejemos pues de mirar a lo lejos, de buscar quien cargue con la culpa y tomemos responsabilidad analizando qué parte tienes uno que ver en eso que ocurrió. Qué tiene uno que aprender de lo sucedido. Cuando hay aprendizaje hay cambio y eso solo se produce cuando estás dispuesto a lograrlo de verdad, a mirar hacia adentro y atreverte a enfrentarte con tus propios fantasmas y cicatrices.

Tal vez verás cosas que no te gusten y eso te empujará a cambiar, a mejorar a buscar ayuda y a moverte en la dirección adecuada para evolucionar y crecer.


La jefa: Silvia Congost

silvia congost
ELISABET SERRA 
 elisabethserrastudio@gmail.com

Silvia Congost es psicóloga experta y un referente nacional en autoestima, dependencia emocional y relaciones tóxicas, conferenciante, autora de 9 libros, y una líder inspiracional en redes sociales y medios de comunicación. Tiene 20 años de experiencia profesional en el sector de la psicología y cuenta con centros en Barcelona, Girona y Madrid, además de realizar terapia online con pacientes de todo el mundo, donde junto a su equipo ha ayudado a miles de personas a reforzar su autoestima, liberarse de relaciones tóxicas y apostar por la vida que realmente sueñan gracias a su propio y exclusivo método.

Puedes encontrarla en Instagram (@silviacongost) y en su canal de YouTube.