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Seamos sinceros, los jóvenes romantizamos e idealizamos las relaciones amorosas. Es un hecho. Y las series romantiquísimas que consumimos en un abrir y cerrar de ojos, las películas con final feliz que solo ocurren, precisamente, en las películas, y los libros donde el amor es el principal foco, solo hacen que alimentar este nuevo tipo de conceptualización. Conocer a alguien con tiempo, sin expectativas o sin prisas entra cada vez menos en nuestro diccionario. En el amor, somos más impacientes y mucho más exigentes, con lo que los últimos años han estado marcados por encuentros rápidos y sin complicaciones, y una mayor falta de compromisos reales.
No obstante, y quizás justamente a raíz de esto, está ganando relevancia una nueva forma de relacionarse y experimentar el amor de una forma completamente distinta: el slow love o amor lento, pausado. Donde antes primaba la inmediatez, ahora buscamos la experiencia paulatina, es decir, "cocinada a fuego lento". Hablamos con la app de citas Adopte (anteriormente conocida como ‘Adopta un Tío’), que defiende este tipo de relación desde el principio para poder conseguir unas conexiones más duraderas y trascendentales.
Relaciones significativas y estables
Esto del slow love no es algo nuevo, así como no lo es la filosofía de vida slow, la cual países como Finlandia la llevan a rajatabla. Esto es, disfrutar del ritmo natural de las cosas y de cada pequeño momento, dejando de lado el estrés y las preocupaciones. El ajetreo del día a día nos ha llevado a vivir unas rutinas frenéticas sin descanso, y nos olvidamos de valorar las pequeñas cosas que hacen de nuestra vida algo completamente único y valioso. Aprender a valorar y disfrutar genuinamente de cada instante es encontrar realmente la felicidad. En el ámbito de las relaciones de pareja, ocurre algo similar.
Sumergidos en agitadas rutinas donde necesitamos las cosas "para ayer", comprar una prenda de ropa, pedir a domicilio o encontrar una pareja son tareas que queremos completar con facilidad, de forma sencilla y rápida. Pero lograr una relación significativa y de calidad no se puede conseguir en unas pocas horas o días. Se consigue poco a poco, de menos a más. Y sí, las mariposas en el estómago no se dan solo en las comedias románticas. En la vida real también las podemos sentir y, de hecho, es algo muy especial y una de las señales inconfundibles que nos hacen darnos cuenta de cuánto nos gusta una persona, nos ilusiona poder seguir conociéndola y hace de la relación algo completamente excitante. Pero no las podemos sentir si pretendemos conocer a alguien de forma superficial y apresuradamente o si no estamos dispuestos a comprometernos. De ahí el resurgimiento del slow love y la motivación de los jóvenes por relaciones más reales, valiosas y, por lo tanto, duraderas.
Mara Mariño, terapeuta de pareja y sexóloga (Bienquererse.com), nos cuenta a través de Adopte que, al hablar del slow love, nos estamos refiriendo a “la posibilidad de descubrir a una persona que nos gusta con toda la intención puesta en conocerla de verdad. Esto supone alejarse del acelerado ritmo de consumismo relacional actual, en donde los vínculos parecen prescindibles, casi de usar y tirar. En vez de dejarse llevar por la inmediatez, al decantarse por esta forma de ligar son los valores como tomárselo con calma, la responsabilidad afectiva, la consciencia, la ternura o el romanticismo los que llevan a abrirse ante la persona que se tiene en frente”.
En este sentido, cada vez son más las personas que se muestran abiertas a conocer a alguien de forma más paulatina y mantener relaciones de mayor calidad y estabilidad, en contraposición a las relaciones esporádicas y sin ataduras a las que venimos estando acostumbrados. Según Mara Mariño, este cambio de buscar conexiones más reales y significativas se debe, principalmente, a dos factores: “En primer lugar, la pandemia puso de relieve la soledad no deseada que sufrieron muchas personas y nos hizo valorar como nunca antes la importancia de cuidar de los vínculos personales. A eso hay que añadirle la inseguridad que provoca a las generaciones Z o millennial el panorama económico y social. Con este clima de incertidumbre, es normal que, como reacción, se pongan de valor las relaciones de noviazgo, que se han convertido en una fuente de apoyo, un espacio seguro, un lugar donde florece el amor pero también la amistad o el compañerismo. Es una consecuencia de la precarización de la vida contemporánea, del mercado laboral inconsistente y hasta de la crisis del sistema familiar al retrasarse la edad de tener hijos. Ahora, si se está en pareja, es porque realmente se quiere dar lo mejor hacia la otra persona. No es para hacer la vida (aún) más complicada, sino para formar equipo y disfrutar de esa unión”.
Esto resulta interesante, pues somos cada vez más exigentes con nuestra vida amorosa. Reina un dicho, que lleva mucho tiempo circulando, pero que hoy tiene más sentido que nunca: mejor sola, que mal acompañada. Y es que, hoy en día, preferimos estar solteros a juntarnos con alguien simplemente por el mero hecho de 'tener una pareja'. Por eso, cuando escogemos conocer a alguien y nos gusta de verdad, buscamos tomárnoslo con calma y "hacer las cosas bien".
El slow love no es una concepción idílica del amor, ni una tendencia en redes sociales que se siga porque "todo el mundo lo hace". Crea unas bases sólidas y estables para una relación más perecedera. Estamos acostumbrados a la inmediatez y a las soluciones rápidas para todo, pero el amor no funciona así. “La tecnología nos ha permitido acelerar los ritmos de las cosas: pedimos comida a domicilio que llega en unos minutos, la serie nueva nos la vemos en un fin de semana, incluso si queremos comprar algo, al día siguiente podemos tenerlo en casa. El 'slow love' es todo lo contrario a esto porque se resiste a dejarse llevar por las prisas, sino que se trata de una combustión lenta pero firme. A través de esas conversaciones profundas y de mostrar la vulnerabilidad con la otra persona -que son cosas que necesitan tiempo-, se construye una intimidad que fortalece el vínculo. Es cuando hacemos un esfuerzo consciente por prestar toda nuestra atención y averiguar los gustos, pero también si las metas y valores se tienen en común, cuando se construyen unas bases sólidas que no se ven alteradas por el tiempo. Al contrario, a largo plazo la conexión sigue creciendo y evolucionando”, asegura la terapeuta.
Consejos para llevarlo 'slow'
Adopte, considerada la primera plataforma de online dating que promocionaba el movimiento 'slow dating', habla de la importancia de ser honesto y muy real a la hora de conocer a alguien, pues solo sobre la sinceridad se pueden crear buenas bases para una relación sana y duradera. “Para empezar, debemos mostrarnos sin filtros, para que la otra persona no se cree una imagen equivocada, y dejar claras nuestras expectativas. Hablar con honestidad es fundamental si vamos a tocar temas que den pie a conversaciones profundas y abrazar la vulnerabilidad -tanto propia como la de la otra persona-, sin miedo a que las emociones hagan acto de presencia. También crear un espacio seguro para hablar -haciendo saber que no vas a juzgar, sino que vas a aceptarle tal y como es-, es importante", aconseja Mara Mariño.
En este nuevo panorama, también debemos ser conscientes de las problemáticas más comunes que surgen a la hora de conocer a alguien. Para comenzar de la mejor forma, es necesario dejar atrás los prejuicios, abrir la mente a lo que podamos encontrar, ser realistas y, sobre todo, ser pacientes para poder conectar a su debido tiempo, sin prisas. “Como terapeuta de pareja y sexóloga, algunas de las consultas que recibo en ese sentido son los problemas a la hora de comunicarse o ponerse las expectativas muy altas como consecuencia de una infancia marcada por películas de ficción que fomentaban unos estereotipos románticos irreales. También crearse ilusiones demasiado rápido -con el riesgo que conlleva de llevarse una decepción si la relación no avanza-; exagerar demasiado las cualidades propias, llegando a crear una personalidad 'al gusto' de la otra persona en vez de mostrarnos tal cual somos; o la desconfianza a la hora de dejarse llevar por esa nueva historia de amor debido a las relaciones del pasado que han podido causar algún tipo de sufrimiento”, explica Mara, desde su punto de vista profesional.
No sirve de nada esconder nuestros peculiares gustos musicales, nuestro amor por las series de vampiros adolescentes o nuestros verdaderos objetivos en la vida, pues la persona que esté con nosotros se enamorará de todos y cada uno de los pequeños detalles. Y, si no acepta alguno, quizás no sea la persona correcta. Por eso, mejor ser honesto desde el principio y evitar perder el tiempo.
Graduada en Filología Hispánica y especializada en marketing digital y comunicación de moda, belleza y lifestyle, Carolina vive su sueño como colaboradora para Elle y desarrolla asimismo su labor de PR para firmas de moda y gastro. Se considera una verdadera experta en tendencias, descubrimientos beauty y restaurantes de moda. La lectura, el fitness, Friends y sus gatos son algunas de sus pasiones favoritas, y Bélgica su segunda casa.