“Creo que ya no quiero que me entrevisten mujeres. Estoy asqueada”. Así comienza Jameela Jamil un post publicado en su Substack en el que se queja del artículo publicado sobre ella en Sunday Times por Liz Edwards, con quien habló para la pieza. “Específicamente no quiero que me entrevisten en la prensa escrita, donde pueden aderezar o sofocar el artículo con sus suposiciones e interpretaciones y volcar sus inseguridades y proyecciones. No tengo problema en que me entrevisten en vivo, o en vídeo, donde mi abogado puede estipular que no puedo ser editada fuera de contexto, o en entrevistas escritas en las que mis palabras se usan textualmente”, escribe.

Asegura que pese a que le encanta que le entrevisten mujeres y por más que el 90 % de los medios que consume los hacen por mujeres, "su confianza se ha roto", dice. "Odio decirlo, pero los periodistas hombres siempre me han dado una oportunidad. Quizás por miedo, porque detectamos la misoginia más rápido cuando viene de un hombre. Estamos hipervigilantes. Cuando una mujer lo hace, tiene que ser con una saña innegable y grosera para que podamos identificar un "artículo de crítica". Los hombres parecen estar, en general, más interesados ​​en explorar y cuestionar mis ideas, en lugar de exigir mi credibilidad para tenerlas", aclara.

"Detectamos la misoginia más rápido cuando viene de un hombre"

La actriz, presentadora, escritora y activista británica asegura que a lo largo de los 17 años en los que ha sido entrevistada, tan solo tres de las cientos de mujeres que le han entrevistado la han retratado de forma justa. The Cut ha publicado un artículo al leer el texto de la británica llamado “Jameela Jamil es demasiado feminista para ser entrevistada por mujeres periodistas”. “A veces, me pregunto si las periodistas se concentran demasiado en mis errores y en mis defectos porque están tan limitadas por los suyos, o por miedo a cometerlos, que no pueden creer que me atreva a seguir en pie pese a pasar de las reglas que exigen que sea perfecta, querida, creída y aprobada por todos”, asegura Jamil, que se queja de que aunque las periodistas dicen que quieren hablar con ella sobre feminismo, rara vez exploran sus pensamientos para en su lugar, poner en duda su personalidad y centrarse en sus errores.

new york, new york may 14: jameela jamil is seen outside the abc studios on may 14, 2025 in new york city. (photo by raymond hall/gc images)pinterest
Raymond Hall

Pero hoy no venimos aquí a hablar de si el artículo sobre ella era malintencionado lo era ni a valorar si tiene razón o no no la tiene al no querer que una mujer la vuelva a entrevistar. Porque lo interesante es que diga que especialmente se niega a ser entrevistada en un medio en el que sus palabras puedan ser editadas, pues teme que la periodista responsable del texto vuelque en él sus opiniones y arremeta en su contra. Pese a supuestamente saber tanto de los medios, al parecer no tiene idea de que quien entrega el texto no es quien tiene la última palabra. Como periodista, soy consciente de que las celebridades se abren con gran facilidad en los podcasts que no conducen periodistas, quizás en parte por compartir con quien hace las preguntas el peso de la fama y el miedo al resultado final.

“Jameela Jamil es demasiado feminista para ser entrevistada por mujeres periodistas”

Mientras que no es raro al entrevistar a personajes destacados que durante toda la conversación el responsable de prensa esté presente, asegurándose de que no se trate ningún tema comprometido y de que las respuestas que considera problemáticas no aparezcan (en más de una ocasión, tras la charla, he recibido un email que enunciaba cuáles de los temas tratados no podían aparecer en la entrevista), en los podcasts hablan de todo tipo de temas sin filtros. Y quizás el motivo sea precisamente que las declaraciones no son editadas, algo que muchos temen. “A ver cómo escribes eso luego”, me han dicho alguna vez. “Seguro que pones esto como titular”, han lamentado en alguna ocasión tras lanzar una perla. Y es una lástima conversar con alguien y descubrir que la desconfianza prima, porque hablar se trata precisamente de construir confianza.

"La duración de los podcasts hace que los invitados compartan algo profundo y personal”

En un artículo publicado en The Guardian, Sam Wolfson explica que los podcasts se convierten en una especie de terapia en la que por descontado, lo que no existe es la privacidad. “La larga duración de las entrevistas de los podcasts implica que los invitados a menudo se ven obligados a ir más allá de las preguntas sobre su último proyecto y a compartir algo profundo y personal”, asegura. Teniendo en cuenta que no es extraño que a los periodistas nos den en ocasiones 10 tristes minutos para entrevistar a alguien, la idea de disponer de tanto tiempo para conversar y construir esta ansiada confianza resulta envidiable.

Tampoco es raro que de vez en cuando sea una celebridad la que entrevista a otra en una revista, pues ambas partes comparten fama, el miedo a que los artículos les hagan quedar mal y el pavor a que un titular sacado de contexto haga que sus palabras funcionen como balas en su contra. Ni siquiera voy a preguntarme cuánto le pagan al famoso que se convierte durante un rato en entrevistador. Sería demasiado doloroso. Pero creo que es importante recordar que el titular que finalmente aparece publicado muchas veces no es el que el periodista entregó, pues quien edita el texto puede elegir otro que considere más acertado, interesante o para qué negarlo, más adecuado para conseguir más visitas.

También hay que resaltar que en muchas ocasiones, el entrevistado no está de humor. O puede que no haya química alguna entre quien entrevista y responde. Porque si entrevistar implica ganarse la confianza del otro, eso no es siempre fácil cuando el entrevistado ha de enfrentarse diariamente a todo tipo de zancadillas mediáticas. Sin embargo, cuando los famosos van a un podcast, saben que los oyentes pueden escuchar la conversación sin cortes ni matices. De todos modos, ya se encargaran igualmente de disparar contra quienes escriben sobre sus conversaciones, como ocurre en La revuelta, donde es habitual que David Broncano haga bromas sobre cómo determinados medios van a convertir determinada frase en un titular algo malintencionado. Quizás lo suyo sería reflexionar acerca de qué se le pide a esos redactores que tienen que publicar de noche y a los que se les exige determinado número de visitas...

cannes, france may 18: jameela jamil attends the 2025 kering women in motion awards and cannes film festival presidential dinner at the 78th annual cannes film festival at the place de la castre on may 18, 2025 in cannes, france. (photo by karwai tang/wireimage)pinterest
Karwai Tang

Jamil tiene razón al señalar que es más habitual que las mujeres sean retratadas con cierta misógina, pero al asegurar que las periodistas funcionan como "agentes dobles del patriarcado" dispuestas a hacer un "trabajo sucio" por "un sueldo y una palmadita en la cabeza", parece no estar comprendiendo el contexto repleto de injusticias que ella siempre denuncia pero que ignora cuando se trata de hablar de las periodistas, sin tener en cuenta la situación en la que muchas se encuentran, las exigencias y obligaciones a las que enfrentan y como comentaba, la posibilidad de que el texto que aparezca publicado cuente con matices que no son suyos.

“Casi 7 millones de personas me siguen en línea en mis redes sociales. Soy una amenaza para los medios. Nunca me callaré. Nunca dejaré de intentar empoderar a las mujeres”, dice Jamil. Mientras no sean periodistas, supongo…

Headshot of Marita Alonso

Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.