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Se estrenó ayer y no ha tardado ni 24 horas en entrar en el top 3 de Netflix; mucho nos equivocamos o en este fin de semana, superará a 'Legado', con José Coronado, y a la serie de suspense 'Los secretos que ocultamos' como la serie más vista de la plataforma. Y es que la miniserie 'Sirenas' es divertida, surrealista y tiene un trío central de actrices geniales que te cautiva y te impide dejar de verla durante sus cinco episodios de una hora.
'Sirenas' es la palabra clave de emergencias de las hermanas Devon (Meghann Fahy) y Simone (Milly Alcock), que ahora viven separadas tras sufrir traumas inimaginables en su juventud. Cuando Devon no recibe respuesta, se marcha a buscar a su hermana hasta una finca palaciega donde vive y trabaja como la asistente personal de Michaela Kell (Julianne Moore), una abogada convertida en socialité a la que apodan 'Kiki'. Lo que no sabe es que Kiki se convertirá en una peligrosa oponente.
Creada por Molly Smith Metzler (autora de la obra de teatro que adapta) 'Sirenas' es técnicamente la continuación de 'La asistenta' (2021), el megaéxito protagonizado por Margaret Qualley. Los personajes de Qualley y Fahy comparten cierto perfil: ambas son mujeres jóvenes cuyos duros orígenes y rachas de mala suerte las han dejado poco preparadas para navegar por los entornos elegantes en los que trabajan. Pero mientras que 'La asistenta' se arraiga en el día a día de la pobreza americana, 'Sirenas' tiene un aire mucho más fantástico que se adivina en los paisajes, en el color de la ropa e incluso en la textura del rodaje.
Ni Meghann Fahy ni Milly Alcock, en sus papeles de hermanas que se protegen a pesar del abandono y la cruda realidad que se percibe en las grietas de la relación, tienen nada que envidiar a Julianne Moore, una leyenda cuyos últimos estrenos han sido 'La habitación de al lado', con Pedro Almodóvar, y 'Mary & George', un drama que pasó lamentablemente desapercibido.
A veces, 'Sirenas' puede romper su propio hechizo. Una broma sobre el personal de la casa quejándose de las tendencias controladoras de Simone en un chat de grupo roza lo caricaturesco, sobre todo porque los empleados domésticos de los Kell -como la chef Patrice (Lauren Weedman) y el encargado de la casa José (Felix Solis)- son en gran medida figuras cómicas, apenas complejidad emocional. Y los problemas de caracterización de los Kell acaban pesando mucho a la serie y restándole fuerza.
En conjunto, 'Sirenas' parece tener tiene demasiados giros como para que todos funcionen, algunos de ellos tienen una energía única que consigue hipnotizar a los espectadores de la serie. Éxito garantizado.