Los documentales sobre esas celebridades que pronto conocieron el lado más cruel de la fama se han convertido en los últimos años en obras audiovisuales con las que de alguna forma, pedir perdón a figuras como Britney Spears y Paris Hilton, que en los 2000 fueron víctimas de un flagrante machismo y de una sociedad hambrienta de escándalos a la que poco o nada le importaba un término que entonces, apenas era empleado. Sí, hablamos de la salud mental.

Sin embargo ‘Soy Martha’, el documental sobre Martha Stewart, es una pieza bien diferente a aquellas… Entre otras cosas, porque ella jamás ha querido ni que le pidan perdón, ni pedirlo. No es este tampoco un documental que parezca una obra de branded content, como tanto está ocurriendo últimamente con esas promesas que las plataformas de streaming hacen de mostrar "la verdadera vida íntima" de determinadas figuras que pronto descubrimos tienen en realidad absoluto control de lo que se cuenta en esos documentos en teoría, reveladores.

martha stewart
Netflix
Imagen del documental ’Soy Martha’.

Para comenzar con el porqué este documental es diferente, es fundamental señalar que ella no está contenta con el resultado. “Las escenas de cierre, en las que me retrata como una abuela encorvada en su jardín… Le dije al director que se deshiciera de ellas, y se negó. ODIO esas imágenes. Las odio”, ha dicho sobre el final del documental. El director, R.J. Cutler, ha trabajado con figuras com Billie Eilish y es el responsable de ‘The September Issue’, por lo que tras haber tratado con Anna Wintour, se da a entender que se maneja bien entre caracteres fuertes no dispuestos a decir algo bueno si no lo piensan. Ante las palabras de Stewart, ha explicado que “se trata de una película, no de una página de Wikipedia”.

"Está empeñada en hacernos creer que se lo debe todo a los zumitos verdes y al Pilates"

Pero Stewart está tan descontenta con el resultado (imaginad lo que ha de ser hacer promo de un documental que protagonizas, pero desprecias) que en una entrevista a ‘New York Times’, no se ha cortado a la hora de criticar ‘Soy Martha’. “Me había roto el telón de Aquiles, por lo que tuve que operarme y por eso, tenía una ligera cojera, pero él ni siquiera se molesta en aclarar por qué y ni en mencionar que pese a todo, puedo trabajar siete días a la semana", dijo llena de cólera. “Me estaba grabando siempre con tres cámaras y por descontado, eligió el ángulo más feo. Le dije que no se le ocurriera usar ese, pero no me hizo caso”. No olvidemos que posó a sus 81 años para Sports Illustrated convertida en su modelo más mayor en una imagen en la que asegura que “apenas hay retoques”, pues está empeñada en hacernos creer que se lo debe todo a los zumitos verdes y al Pilates.

En las entrevistas del documental se la ve incómoda y no se esfuerza lo más mínimo en disimularlo, porque al fin y al cabo, para esto es Martha Stewart, y por eso, precisamente, mucha gente ha estado siempre en su contra, por su tozudez, su perfeccionismo y su ansia de control; cualidades que de ser achacadas a un hombre, bien sabemos que no serían jamás cuestionadas. Su infancia, marcada por un padre alcohólico al que se refiere como “malévolo”, hizo que se fuera de casa en cuanto pudo, y supo hacer de sus dotes domésticas una carrera en la que creó sus propias revistas, libros y un show televisivo que la convirtieron en la diosa doméstica más conocida del planeta.

"Martha Stewart es mucho más interesante cuando no es presentada como alguien que querrías ser"

“Resulta que Martha Stewart es mucho más interesante cuando no es presentada como alguien que querrías ser, sino como el estudio de un complejo caso psicológico”, escribe en ‘Vox’ Constance Grady, que asegura que Cutler presenta a Stewart al público como a una perfeccionista que busca frenéticamente cualquier cosa que poder moldear a su propia imagen para después, arremeter furiosamente contra cualquiera que perciba que se interpone en su camino. “No quieres ser necesariamente ella, pero hay algo muy atrayente en verla convertirse en esta emperatriz imposible de complacer”, dice.

El perfeccionismo es un tema delicado en la actualidad, y está demostrado que las mujeres tienden a serlo más porque se les exige siempre más en cualquier ámbito, desde en el laboral, hasta en el doméstico. Por eso, el hecho de que Martha Stewart sea la insignia del perfeccionismo molesta a muchos, y ella asegura sin tapujos ser ahora más perfeccionista que nunca.

"Hizo que la domesticidad fuera respetada, aplaudida y potencialmente rentable"

Stewart se encargó que allanar el camino para las 'cleaninfluencers' e incluso para Marie Kondo al presentar cualquier labor doméstica como transformadora. Por si fuera poco, al sacarla la domesticidad del ámbito privado para convertirla en un negocio público, hizo que fuera respetada, aplaudida y potencialmente rentable. En una entrevista concedida a ‘Wall Street Journal’ con motivo de ‘Soy Martha’, en la que por cierto, se ha negado a hablar del documental de Netflix, asegura que su influencer preferida es Erin Benzakein. “Creo que hace un hermoso trabajo con las plantas. Es una verdadera científica y cultiva las dalias y zinnias más hermosas. Ha sido capaz de que me haya fijado en alguien ante la oleada de las "tradwives". Odio ese movimiento”. Lamentablemente, la periodista no le pregunto por qué.

martha stewart
Netflix
Imagen de Martha Stewart de joven.

La pregunta de si se puede considerar feminista a quien ha hecho de la domesticidad su carrera siempre ha estado presente, por más que la propia Joan Didon, en ‘The New Yorker’, se asegurara de defenderla, pero es más que posible que Lane Florsheim, responsable de tal entrevista, no tuviera oportunidad (¿o valor?) de hacerlo, algo totalmente comprensible ahora que sabemos cómo se comporta Stewart cuando algo le incomoda. De hecho, en el programa de Drew Barrymore, en el que hay más abrazos, alabanzas y cercanía incluso que en un episodio 'random' del podcast de Vicky Martín Berrocal, no dudó en darle un ¿cariñoso? empujón cuando la actriz le tocó el brazo. “Eres del género equivocado”, le dijo.

Ella ha explicado en alguna ocasión que no adora el contacto físico ni las palabras más cuquis porque en su infancia creció en un entorno completamente ajeno a ello, mientras que Barrymore explicó hace poco a 'Entertainment Tonight' que es consciente de que ha de aprender a no invadir el espacio de los demás, por lo que la mezcla de ambas en un sillón estaba destinada a estallar por los aires...

"Ha monetizado los misterios de la economía doméstica para que funcionen a favor de su imperio"

Mientras que Dolly Parton se caracteriza por ser amada por todos, Martha sigue siendo una persona a la que o se ama o se odia, aunque en los últimos años, su amistad con Snoop Dog, sus negocios de CBD e incluso sus 'roasts' cómicos a Justin Bieber han hecho de ella alguien más cercano a un público que en muchos casos, siempre ha pensado que mira al mundo por encima del hombro. Sarah Archer, en 'CNN', se pregunta por qué sigue siendo fascinante para tantas personas, y señala que quizás, se deba a la nostalgia que encierra la promesa de que una mujer como ella supiera monetizar los misterios de la economía doméstica para que funcionaran a favor de su imperio... Y no al revés, como suele ocurrir.

"Ella ha sido y es orgullosamente perfeccionista, poderosa y arrogante"

Sí, Stewart es una mujer sumamente exigente y quisquillosa a la que invitar a cenar ha de quitar años de vida y sumar episodios de ansiedad, pero ha hecho que la domesticidad, tradicionalmente asociada a las mujeres, juegue siempre a su favor. Su marca, inseparable de ella misma, presenta una versión del hogar tan idílica que resulta imposible de igualar y como dice Constance Grady, aunque ha romantizado la esfera doméstica de la que las mujeres intentaron escapar durante décadas, se ha convertido al mismo tiempo en una mujer multimillonaria gracias a esas labores que la gente minimiza, ningunea o ridiculiza. Ella ha sido y es orgullosamente perfeccionista, poderosa y arrogante, y tal vez ahí radica su éxito: en no haberse preocupado jamás de gustar a los demás... Y eso es mucho más complicado que preparar una buena cena.

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Marita Alonso es experta en cultura pop y estilo de vida. Escribe acerca de fenómenos culturales desde una mirada feminista en la que la reflexión está siempre presente. No tiene miedo de darle una pincelada de humor a las tendencias que nos rodean e intenta que el lector ría y reflexione a partes iguales. Cuando escribe sobre relaciones, su objetivo es que la toxicidad desaparezca y que las parejas sean tan saludables como las recetas que intenta cocinar... Con dramáticos resultados, claro. Los fogones no son lo suyo.

Ha publicado dos libros ("Antimanual de autodestrucción amorosa" y "Si echas de menos el principio, vuelve a empezar") y colabora en diversos medios y programas de radio y televisión luchando por ver las cosas siempre de una manera diferente. Cree que la normalidad está sobrevalorada y por eso no teme buscar reacciones de sorpresa/shock mediante sus textos y/o declaraciones.

Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, imparte master classes de cultura pop, estilo de vida y moda en diversas universidades. En Cosmopolitan, analiza tendencias, noticias y fenómenos desde un prisma empoderador.