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Considerado un refugio de paz y belleza, cada año son muchos quienes peregrinan a Ibiza buscando desconectar en sus idílicas playas de arena fina, embarcarse en sus aguas cristalinas, callejear por sus misteriosos pueblos blancos o perderse en sus fascinantes bosques. Tantos, que es probable que en los meses de julio y agosto, encontrar esa conexión mágica sea prácticamente imposible. Por eso, personalmente, el verano me parece la peor estación para visitar la isla. Solo existe un refugio para mí en el que sentir esa calma tan ansiada y disfrutar de una comida que merece ser recordada.
Situado en el corazón de la isla, sin vistas a las características aguas turquesa que la rodean -ni falta que le hace-, se esconde un hotel con el restaurante más encantador de Ibiza: Can Domo. Allí, incluso en plena temporada, se encuentran: una paz inimaginable, un frondoso huerto que sirve de despensa y la cocina de Javier Sanz y Juan Sahuquillo -conocidos como 'Los Cañitas Maite'-.
Su ubicación en una finca de 15 hectáreas aislada convierte a esta casa payesa en un oasis de paz.
Los tomates del huerto son obligatorios.
Un entorno en calma
En medio de un bosque de pinos -esos que dan nombre a las pitiusas- y olivos alejado del bullicio de la isla, Can Domo conserva ese aura especial que encierra Ibiza. Su terraza, envuelta en el perfume mediterráneo de la lavanda y el romero, invita a olvidarse de los planes frenéticos de la isla para sumergirse en una experiencia de desconexión total. Aquí, entre buganvillas y rosas, es posible encontrar la calma.
El hotel, una antigua casa payesa del siglo XVIII reconstruida bajo la mirada de la interiorista Virginia Nieto, combina la esencia rústica ibicenca con la comodidad y el disfrute. Habitaciones únicas emergen de antiguos graneros y corrales restaurados con un máximo cuidado por los detalles, sin perder el encanto tradicional. Los momentos de mayor tranquilidad se encuentran en El Domo, una fresquera reconvertida en espacio dedicado a la meditación y al arte de relajarse con un buen masaje. Can Domo no es solo un espacio donde alojarse, es un oasis sensorial. Y un lugar sensacional para comer.
Los chefs del momento transforman el paisaje culinario de Ibiza
El restaurante del complejo es la pieza central del embrujo que ofrece Can Domo, y no es para menos. Desde el verano del 2022, la dupla culinaria formada por Javier Sanz y Juan Sahuquillo ha trasladado su destreza gastronómica a este rincón mágico de Ibiza. Con dos Estrellas Michelin en el restaurante Oba de Albacete y una más en Cebo en Madrid, los chefs han sabido adaptar su propuesta a un marco más relajado, donde el producto y el disfrute compartido son los protagonistas. Sentarse a comer en su restaurante pitiuso es una experiencia completamente diferente. Más reposada. Más natural. Para mí, incluso más placentera.
Aquí, tapas deliciosas, arroces icónicos y pescados salvajes llevan a los comensales a un viaje a través de los mejores sabores del Mediterráneo. Protagonistas como el mero, la lubina o los langostinos pasan directamente del mar a la mesa, al igual que las frutas y verduras frescas recogidas de su propio huerto. Incluso el aceite de oliva que impregna cada plato proviene de los olivos de Can Domo, una prueba irrefutable del enfoque de kilómetro cero que domina esta cocina.
El restaurante, que abre tanto para huéspedes como para visitantes, es un lugar soñado a diferentes horas del día. Al mediodía, los arroces se erigen como la estrella absoluta. Hechos al punto perfecto y con un 'mix' de ingredientes explosivo, sorprenden a cualquiera con su intensidad de sabor y su equilibrio de texturas. Es imprescindible dejarse conquistar por uno de ellos.
Arroz seco de txuleta de vaca madurada 120 días.
Por la noche, los pescados, mariscos y verduras recién recolectadas toman el relevo, deleitando a los amantes de los sabores salvajes. Esta temporada, la lubina del Mediterráneo, pilp pil de su colágeno, ajo tostado y perejil es la más deseada. Mientras que, en cualquier momento del día, la famosísima croqueta de los Cañitas Maite se convierte en la reina de la velada.
Los buñuelos de queso de cabra artesano Ses Cabretes, membrillo y pistacho son otro 'must' del aperitivo.
Celebrar la vida al ritmo de Can Domo
Lo que diferencia a este restaurante respecto a otras tantas propuestas gastronómicas de la isla es su capacidad para crear un ambiente donde todo fluye con naturalidad. No es que los demás restaurantes o chiringuitos 'deluxe' de Ibiza no haya disfrutado. Es que sencillamente no tienen ese encanto que me haría volar a la isla en la agitada temporada alta. En Can Domo, la atención al detalle no solo se ve, sino que se siente: el trato amable y cercano del servicio, la música relajante de fondo que tan solo compite con los sonidos de la naturaleza que lo rodea... Todo invita a relajarse.
El objetivo es claro: convertir la experiencia gastronómica en un ritual de conexión emocional, tanto con la comida como con quienes te rodean. Aquí, sentarse a la mesa es una celebración del producto local y de los pequeños placeres que hacen que la vida tenga más sentido.
Restaurante de Can Domo
Dirección: Calle Cala Llonga, Km 7.6.
Teléfono: 971 33 10 59.
Precio medio: 100 €.