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Ingredientes locales, tradición culinaria y un enfoque meticuloso con técnicas vanguardistas se dan cita en este restaurante de Brihuega (Guadalajara). Allí donde el parque de María Cristina despliega su manto verde, nace 'El Kiosco de la Alameda', un templo sagrado para los amantes de la gastronomía ibérica.
Juanma Muñoz Vera, galardonado recientemente con el título de Mejor Cocinero de Alimentos de Madrid 2024 por Madrid Fusión, es el guardián de su cocina, que reivindica el producto de la tierra en su máximo esplendor: desde el espárrago de Torredelburgo, hasta el cordero alcarreño de Torija o el cabrito de Cifuentes. El chef sevillano apuesta por la despensa regional para crear una sinfonía inmaculada que recoge aromas del sur y del norte español.
El abanico de sabores se enriquece con la exquisita selección de aceites de oliva virgen extra, muchos de ellos con sello de DO Montes de Toledo. Estos aceites de notas frutales son el resultado de variedades autóctonas como la verdeja, cuyo cultivo procede de los montes conquenses.
Con cuidado infinito, respeto por el alimento y una visión personal muy marcada, Muñoz reinventa platos de antaño, insuflándole su 'savoir-fair' desde una perspectiva contemporánea. Gracias a la continua interacción con el entorno, la carta está en constante evolución, a merced del discurrir de la naturaleza.
Por eso, su propuesta otoñal se basa en productos de temporada como las setas y trufa, los guisos, la caza, las castañas y bellotas, los frutos rojos y vinos, los mostos de nueva vendimia y los aceites de primera cosecha. Surgen así entrantes como el carpaccio de Presa Ibérica Montaraz, queso de Picón de Cuenca y trufa o las croquetas de mantequilla de cabra payoya y jamón Ibérico de Montaraz y principales como el arroz meloso de codorniz de caza o el taco de vaca Discarlux con salsa al oloroso.
A estos bocados de cielo se le suma el entorno acogedor y cálido del invernadero o la atmósfera familiar y desenfadada de la taberna. Sea donde sea, El Kiosko de la Alameda ya se posiciona como un estandarte de la cocina manchega y una dirección imprescindible en el panorama gastronómico nacional.
Lucía Ruiz estudió Relaciones Internacionales y Comunicación y ahora continúa formándose con un Máster de Marketing de Moda. Escribe para aterrizar, para recordar, para existir. Es su manera de dar forma a la vida, de hacerla real. Por eso anota todo aquello que le hace feliz: la comida, los viajes y las nuevas experiencias no pueden faltar en la lista.