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Ibiza es, sin lugar a dudas, el destino predilecto del verano. Y es que la Pitiusa, con sus playas de arena dorada y aguas turquesas, sus atardeceres de infarto y sus pueblos blancos, es la generadora de un estilo de vida único. Este paraíso mediterráneo gana enteros cada año.
Y si muchos viajan para conocer una de sus facetas más célebres, la de la discotecas y los clubs como no hay otros en el mundo, otros tantos lo hacen buscando algo más. Por ello, la isla ha tomado la delantera en cuanto a propuesta gastronómica se refiere. De sitios payeses de toda la vida a beach clubs animados, Ibiza tiene de todo para todos. Y nosotras, que somos aficionadas a la buena mesa, no íbamos a ser menos.
Este verano, la isla estrena algunos conceptos, mientras que otros toman un rumbo distinto y delicioso. Los hay de alta cocina, otros, para comer con la brisa marina como compañera de mesa. Sea como fuere, si reservas en alguno de esta lista, saldrás de allí encantada y con ganas de repetir. ¿Los descubrimos?
Es Fumeral
Puede que sea la apertura más sonada del verano. O al menos eso creemos. Imagina un chiringuito sobre una de las calas con más encanto de la isla, con la brisa como compañera y azul del mar como telón de fondo. En Cala Nova y en lo que era un antiguo espacio con sombrillas de Coca-Cola, ha nacido Es Fumeral, un portento tanto a nivel gastronómico, como visual.
En sus codiciadas mesas de madera, el verano se vive de otra forma. Y es que han pensado en todo para brindar a sus clientes, una experiencia memorable. Empezando por el servicio, amabilísimo y ágil y siguiendo por la propuesta gastro. De esta ha sido el encargado Alberto Pacheco, jefe de cocina de Estimar y socio de Rural junto a Rafa Zafra. Pacheco, ibicenco de nacimiento, ha creado el concepto que todos querrían tener, un chiringuito en el que se come muy bien.
Y eso se hace apostando por el mejor producto posible, sin apenas alterarlo y por las brasas. Una combinación ganadora, ¿verdad? La idea es arrancar con bocados como la gilda homenaje a Rafa Zafra, que montan con ventresca de atún, boquerón, anchoa, tomate seco, piparra y aceituna, con un poco de cecina de wagyu casera o con la ventresca de atún que presentan como una lámina con salsa de vitello tonnato.
Para seguir, hay que hacerlo con alguna de sus frituras o salteados. Para las primeras, utilizan aceite de oliva virgen extra y la diferencia se nota, como cuando pruebas sus dados de merluza acompañados de mayonesa de limón. Entre los segundos, no pueden faltar unas gambas al ajillo o su spicy lobster, un bogavante con la salsa del chili crab, que se acompaña con bollitos de pan esponjosos. Por la brasa pasan pescados del día -también carnes- y guarniciones, ideales para compartir. ¿El postre? Tan sugerentes como el corte de helado de fresa y nata, arroz con leche o el que se lleva todos los elogios, una cheesecake de flaó ibicenco.
El Silencio
El chiringuito de Mauro Colagreco es otro de los más deseados del verano. Y lo es porque El Silencio está a pie de playa en Cala Molí. Nació como un multiespacio que aúna arte, música y gastronomía con un restaurante al aire libre, una piscina y hasta una izakaya japonesa. El concepto de Colagreco es el de un restaurante de playa, donde se rinde culto al producto de temporada y las brasas.
La idea es pedir platos como su buenísimo ceviche peruano o el carpaccio de langostinos, para seguir con piezas grandes de pescado como el rodaballo a la parrilla o la carne asada. Y luego, pasar la tarde en su piscina, disfrutando de cócteles, baños refrescantes y una animada programación Dj's.
La novedad de este año ha sido la incorporación de una izakaya a su propuesta. Se llama Urusai, firmada por el restaurante parisino Onii San. Y lo hacen en el mismo espacio, ofreciendo una carta alternativa, en la que no faltan el famoso toro saando de Onii-san, uno de sus chefs, la tempura de verduras de la isla o un delicioso solomillo de rubia gallega, que asan con binchotan y se deshace en boca.
Corsario
¿Te imaginas cenar con Dalt Vila a tus pies? Es lo que harás en Corsario, el coqueto restaurante del hotel Torre del Canónigo ubicado en un edificio del siglo X. Este verano han incorporado al joven chef Livan Valdés a la cocina, para dar un giro a su propuesta.
En palabras del propio chef se trata de “una propuesta gastronómica que pretende sorprender con una cocina donde brilla el producto local de temporada de pequeños productores, se revisan recetas tradicionales ibicencas y se emplean técnicas muy actuales de máximo aprovechamiento, fermentados o maduración de carnes y pescados.”
¿Qué pedir en este enclave único? Platos como los torreznos de porc negre de la isla, la sobrada que pasan por la brasa, unas croquetas que elaboran con gamba roja ibicenca y platos audaces como el calamar de Formentera con consomé de cerdo o la cabra á la Royale, para la que el chef hace una reinterpretación de la clásica receta francesa, en este caso, con cabra ibicenca de Can Caus.
Sa Talassa
Uno de los chefs con más proyección de la isla y uno de los primeros en lucir estrella Michelin en Ibiza, Álvaro Sanz de Es Tragón, firma un nuevo espacio en Ibiza. Tras conquistarnos con sus sabores genuinos y con una propuesta como pocas en materia de sostenibilidad -lo que le valió también la estrella verde-, este año se ha puesto al frente de otro restaurante.
En Sa Talassa, ubicado en una terraza del Insotel Fenicia Prestige, en la urbanización Siesta, a un paso de Santa Eulalia, ha creado un reducto de buena cocina, de esa que "nace del amor y de la tierra de Ibiza." Y el lugar no puede ser más agradable, rodeado de vegetación y amenizado, muchas noches, con música en directo.
Nada más llegas, se te irá la vista a la cocina que se abre hacia la sala y a su vitrina, donde exponen el género que Peix Nostrum les sirve cada día. En ella suele haber gamba roja, cigalas de gran tamaño y pescados de roca ibicencos como la rotja. Todos ellos los preparan al gusto del cliente. Y por supuesto, además de producto de primera, también dispone de una carta de sabores que solo Sanz podría lograr.
Alucinarás con sus croquetas de sobrasada que acompañan con una compota de higos, con la ensalada de bogavante nacional y pimiento asado o con platos resfrescantes como un escabeche de caballa con hinojo. Para seguir, el salmonete a la espalda con olivas y alcaparras es una excelente opción, así como hacerlo con el tajine de cordero ibicenco con especias. Haznos caso y pide los buñuelos de patata como guarnición.
Tienes que dejar hueco para el postre, porque aquí los dulces también hablan de la isla, como lo hace su tiramisú que en vez de elaborarse con café expresso, se hace con el tradicional café caleta. Igual que su tarta clásica de choco algarrobo, uno de los árboles que más abunda en la isla.
Sa Capella
Hemos comido junto al mar, cenado con Dalt Vila a nuestros pies... ¿Qué nos queda? ¿Cenar en una iglesia? Eso es lo que encontrarás en este impresionante restaurante, que se ubica en una antigua capilla desacralizada del siglo XVI.
Al caer la noche, Sa Capella resplandece bajo la luz tenue de las velas, con una hermosa terraza al aire libre rodeada de buganvillas y palmeras. Este ambiente místico y acogedor se complementa con el edificio principal, que alguna vez fue la antigua ermita de Santa Agnès.
En este lugar tan especial, han apostado por cocina con productos que vienen de la isla, como la sirvia con la que preparan un rico carpaccio o el calamar que elaboran a la brasa y acompañan de una salsa de su tinta. Puedes seguir con pescados y carnes a la brasa, como el rodaballo a la vasca o el picantón marinado con hierbas ibicencas. El toque final perfecto lo pone la tarta de chocolate con sal, aceite de oliva virgen extra y brandy o si quieres algo más refrescante, pide su limón helado de Ibiza.
Madunia
Cap Negret, uno de los puntos más bellos de la isla, también tiene novedades. Madunia nace como un restaurante que es una oda a la microtemporada y lo hace de las manos de Ivan Arauz Beusink, que tras casi una década en el restaurante de Ámsterdam, con estrella Michelin, RIJKS llega a la isla para poner todo su saber hacer, al servicio de la mejor materia prima de Ibiza. Y lo hace en un espacio bucólico, integrado con la naturaleza, que no puede ser más atrayente.
Se nutre de su red de pescadores, que a diario, sirven pescado fresco y salvaje de las aguas que baña la Pitiusa, también de carnes y verduras, muchas de ellas del propio huerto del restaurante. Y lo hace para crear platos con mucho mimo, vistosos y en un delicado equilibrio entre la tradición, su forma de cocinar y sus raíces latinas.
No te puedes perder su torta de patatas con huevas de pescado, los mejillones con salsa de ajo y principales como el arroz de verduras de temporada o el pollo payés que asa a la parrilla con limón y alioli.