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La historia de la perfumería, abre un nuevo capítulo apasionante: la fiebre de las flores blancas. El olor a limpio, la frescura y la energía que aportan los cítricosv, compite a su vez con los matices verdes, especiados y empolvados de las mágicas flores blancas.
Los grandes Narices de la perfumería ya se han posicionado a favor, pues no dudan en incorporarlas en su carta de ingredientes cuando crean nuevas fragancias. El matiz delicado y empolvado, hace que estas flores sean etéreas y sobre todo, adictivas.
Actualmente, las flores blancas ocupan un puesto codiciado entre los ingredientes elegidos por perfumistas de todo el mundo. Son capaces de teletransportar a quien las lleva al lugar más luminoso que existe. Son una especie de "aroma antiestrés". Y quizás esto tenga algo que ver con su éxito (porque que levante la mano quien esté sin estrés, al menos, 1 minuto al día). Son todo lo contrario al ritmo frenético, al ruido y YOLO que la generación Z llevan por bandera.
Estos bouquets exquisitos invitan a la lentitud y esto les aporta, sin duda, un carácter único. ¿Cuáles son? Aquí la lista de las mejores:
Magnolia
Es una de las más buscadas hoy en día en el universo aromático, según cuentan desde Acqua di Parma, una de las firmas que más utiliza las flores blancas en sus perfumes.
La magnolia es capaz de marcar la diferencia porque, además de su aroma floral, deja una delicada estela cítrica suavizada con una cremosidad que recuerda a la vainilla. Simboliza la pureza en sí misma y aunque sus flores son solitarias y no muy duraderas, en perfumería han conseguido que la estela que dejan, sí lo sea.
Peonía
La peonía, una de las flores favoritas en todo bouquet de novia, es también un aroma único por la ternura que desprende. Y es que es una flor asociada al amor y a la felicidad, cuya época de máximo esplendor se sitúa entre mayo y julio.
Es intensamente floral, pero también con unas notas vegetales, verdes, que la convierten en una flor fresca que no empalaga.
Lirio del Valle
Nada tiene que ver en apariencia con las anteriores, pero sin embargo, esta pequeña flor es de las más deseadas en perfumería. Es originaria del centro europeo, creciendo bien en climas cálidos y difícilmente de encontrar en climas más cálidos como el mediterráneo.
Y es que a su delicado aroma floral, hay que añadirle las notas limpias, cristalinas y verdes que tiene, haciéndolo en ocasiones el protagonista indiscutible de muchos perfumes que lo llevan por bandera, como Lily of the valley, de Acqua di Parma.
El lirio del valle, además, tiene un simbolismo que ayuda. También se le conoce como el lirio de mayo y hace referencia directa a la pureza, a la felicidad e incluso a la suerte.
Jazmín
Es, sin lugar a dudas, la flor blanca por excelencia. Es intensa, empolvada, elegante, cálida y casi hipnótica.
Dura horas y si hay un tipo de jazmín al que los perfumistas no dudan en volver a revisar una y otra vez, es el jazmín sambac, una flor típica filipina considerada una de las más bellas de toda Asia y el Pacífico.
Narciso
El narciso es una flor poética en sí misma. También se la conoce como el narciso de los poetas (narcissus poeticus) y la han asociado desde siempre con el renacer y los comienzos. Es bella y delicada. Crece en prados, lugares húmedos y montañas, es solitaria y muy preciada en perfumería, pues resulta narcótica pero alegre a su vez, dejando huella por donde pasa pues es fresco y luminoso.
Suele ir acompañado de otras flores blancas como el jazmín y otras como el nerolí o el ylang-ylang.
Osmanthus
La flor de Osmanthus es originaria de China. Es una flor pequeña, exótica, armónica y muy especial, pues tiene una asociación directa con la felicidad. Tiene un toque verde y afrutado que la convierte en una de las favoritas de los perfumistas, con matices que recuerdan al jazmín o a la flor de naranjo.
Y, un dato: se la utiliza en perfumería en ocasiones y muy curiosamente, para crear facetas de cuero.